Estamos tan hartos de casos de corrupción, de imputaciones,
declaraciones judiciales, detenciones, que mira por dónde, imputan al tesorero
del PP autonómico, y alcalde de Segorbe, y al número dos del PP en la provincia
y en la Diputación de Castelló, Miguel Barrachina, junto a todo el equipo de
gobierno en la capital del Alto Palancia, y la noticia ha pasado sin más
trascendencia. ¿Qué es esto?, pensarás, después de ver los millones de Pujol,
las tarjetas black, la operación Punica, el Gürtel, Emarsa, esto de Martínez y
tantos casos.
La corrupción lo
empapa todo, prevaricadores para llenarse el bolsillo, para beneficiar a
amigos, para perpetuarse en el poder en base de hacer favores a personas o colectivos
de manera injusta, o por pura prepotencia y creerse divinos y sobre las leyes,
por la incapacidad de escuchar y/o rectificar. Está claro que lo que nos
escandaliza y alarma más es cuando hablamos de dinero, pero un cargo de
representación pública, y en especial un gobernante, tiene que respetar el
Código Penal de arriba abajo, y no valen “peros”. Por eso, que todo un equipo
de gobierno como el de una ciudad de la relevancia de Segorbe, esté imputado, y
nadie del PP diga nada, es que tenemos un serio problema de legitimidad
democrática; Moliner heredó un partido podrido por la corrupción, y no ha hecho
nada para cambiar las cosas, se ha sacado quizás una manzana podrída de encima,
pero ha permitido que otroas igual o más de putrefactos continúan haciendo lo
mismo, o peor. H
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