dimarts, de setembre 02, 2008

EL MEDITERRÁNEO EN DESCAPOTABLE MARINA D'OR El respland'Or

El viajero fuma un pitillo en el décimo piso del hotel-balneario de cinco estrellas de Marina D'Or. Y eso que no fuma. Pero se lo pide el cuerpo, este sitio es uno de esos lugares donde uno piensa que el mundo va mal. El viajero repasa la jornada para ordenar sus funestas sensaciones. Pasó con el descapotable azul por Benicarló. Feote, tranquilo, pero aún le quedan afueras y andurriales. Al acercarse a Peñíscola, ya notó que los constructores habían dado rienda suelta a sus instintos. Aparecían los primeros capiteles corintios. Pero Peñíscola no estaba mal, con su castillo y su playa impoluta con carril-bici.

Luego emergieron en el horizonte oscuras moles de negros presagios, como en las tierras de Mordor (Mord'Or). El viajero empezó a sentirse mal ante una sucesión de edificios descomunales y al ver tras ellos una tramoya bestial, millones de ladrillos y grúas tirados en el campo. Tras pasar bajo una especie de zurullo plateado a lo Mariscal de bienvenida, el viajero comenzó a vagar atónito por Marina D'Or. En estado catatónico entró en la avenida del hotel, llena de luces al estilo de la feria de abril. Terminó de deslumbrarse en la recepción: una apoteosis de mármoles y materiales nobles. ( llegir més: http://www.laverdad.es/murcia/20080817/cultura/respland-20080817.html)